Vivimos en una sociedad cada vez más impaciente que impone una gran velocidad. Queremos conseguir todo en el mismo instante… no vale tener que esperar. Pero existe otra manera de vivir la vida con más lentitud y con paciencia. Si dejas de correr… de repente tienes acceso a muchas cosas maravillosas que ocurren aquí mismo en este momento. Cosas que antes no lograbas ver.
Implica también aceptar que nuestros problemas, nuestras inquietudes y nuestras cosas sin resolver necesitan un proceso que a veces puede ser lento. Muchas veces con el tiempo llegan las respuestas por sí solas.
El siguiente cuento Zen trata el tema de la paciencia (¡y impaciencia!) y nos puede servir para reflexionar sobre ello.
Un estudiante preguntó a un maestro de zen cuánto tiempo le llevaría iluminarse.
El maestro respondió:
– Unos quince años.
– ¿Qué? – exclamó el estudiante – ¿Quince años?
– Bueno, para tí llevaría unos veinticinco años.
– ¡Qué en mi caso llevaría veinticinco años!
– Ahora que lo pienso mejor, puede que llevará cincuenta años
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Si, ese es el secreto. ser muy cabezon
yo la verdad llevo tiempo sin ver un dolar
y ahora parece que empiezan a llegar
«parece»
saludos y gracias.
Gracias por tu aportacion Luis .. Saludo Joost