Cuando meditas tienes la oportunidad de observar la vida desde la distancia desde un lugar muy especial, un lugar dentro de ti.
Puedes ver y experimentar desde este lugar que no eres tus pensamientos y tampoco eres tus emociones. Y aunque precisas tu cuerpo para vivir y es importante cuidarlo bien, eres mucho más que tu cuerpo. Puedes observar, como ocurre en nuestro interior, el proceso de la identificación con los pensamientos, con las emociones y con el cuerpo (y todo lo que está relacionado). Mientras estás observando puedes experimentar por ti mismo cómo los pensamientos, las emociones y las sensaciones del cuerpo van y vienen, una y otra vez. Y a menudo intentan llevarte hacia donde ellos quieren.
Si logras distanciarte de todo esto, posiblemente te des cuenta de que lo que eres, tu esencia, es algo muy distinta que el proceso que estás percibiendo aquí. Se trata de algo completamente diferente. ¿Pero entonces, qué? Una buena pregunta…
No es sencillo de describir. Realmente no hay palabras para ello. Pero puedes «sentir» que existe una dimensión distinta en algún lugar muy cercano. Un lugar donde hay paz y tranquilidad. Nuestra esencia está conectada a esta dimensión de una manera muy sutil. Al mismo tiempo, estamos conectados con los demás a través de esta dimensión.
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