La atención a la respiración es uno de los ejercicios más conocidos y más usados del mindfulness.
¿Cómo adaptar este ejercicio para hacerlo con los niños?
Pide a los niños que se sienten en su sitio, con suficiente espacio para que no molestar a los demás niños. Puedes hacer sonar, si quieres, una campanita para indicar cuando empieza el ejercicio y cuando termine.
Quiero pedirte que te sientes en tu sitio quieto y en silencio… Puedes cerrar tus ojos o si prefieres tenerlos un poco abiertos. Tu espalda está recta y relajada, tus brazos están relajados, tus pies y tus piernas también están relajadas. También tu cuello y tu cabeza están relajadas. Puede ser que alguna parte de tu cuerpo aún se mueve un poco… eso es muy normal y está bien así. Te das cuenta de aquellas partes que no están del todo quietas y las dejas…
Y ahora vamos a llevar nuestra atención a la respiración que hace subir y bajar suavemente tu barriga… Para notarla mejor, coloca tus dos manos sobre tu barriga… ¿Quizás notas algún movimiento allí, en tu barriga, cuando el aire entra y el aire sale?… También puede ser que no sientes nada en este momento… Al entrar, el aire hace subir un poco tu barriga… y al salir el aire hace bajar un poco tu barriga… No tienes que hacer nada especial para ello, solo respirar como lo haces siempre… Darte cuenta de tu respiración es algo muy curioso… La barriga sube un poquito… y baja un poquito… Y ahora, cuando suena la campanita, puedes abrir otra vez los ojos.
Una vez terminada la meditación puedes preguntar a los niños si quieren comentar algo sobre lo que han experimentado y indagar sobre ello. A los niños más pequeños (entre 3 y 5 años) les cuesta observar su respiración en la barriga y puede ser útil trabajar con ellos con objetos que ayudan a reconocer la respiración (colocar un barco de papel o un peluche en su barriga) o con ejercicios de respiración diferentes.
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